No se trata de ti, es el pasado lo que influye en el ahora [Izar]

por **Dama Gris** Jue Mayo 23, 2013 6:35 pm

"Siempre escucho voces, el problema es si ellas escuchan la mía"

Era ese rostro de porcelana, pues no se puede definir con exactitud el color de su piel ¿Palidez? Si, la posee, porque es un alma en pena, la mancha que puede desaparecer en cualquier momento. Helena ¡Pobre Helena! La que tiene una historia trágica, perdida entre las memorias, la lastima la recibe de algunos, pero sonrisas de agradecimiento al solitario cuando le hace compañía es un fantasma, pero a ella no le importa, tampoco su tristeza, esa que muestra en su rostro, el dolor perpetuo de su alma ¡Alma! Es lo único que le queda ¿Siente? Quizás, pero a veces prefiere guardar lo que un día fue, eso que jamás se repetirá. Entre pasillos solitarios y oscuros se encuentra la luz de su andar, en ocasiones sollozos se pueden captar ¿Dónde se encuentra? Nadie la sabrá encontrar si ella misma no lo permite, entonces ¿quienes se pueden acercar? Almas blancas, corazones puros e incluso rotos son los que ella puede ver, a los que se le acerca. Así se siente más segura.

"La Dama Gris" Todos la conocen así, porque quizás su historia este pintada de ese color, las manchas del recuerdo también lo son. ¿A dónde va? No lo sabe en realidad, ella extraña un cuerpo que sienta, que se erice aunque sienta pena.

Esa noche, Helena no se sentía muy tranquila estando solamente en la torre Ravenclaw, por extraña razón su alma inquieta deseaba poder andar de un lado a tro. ¿Buscar a Nick? Quizás sea lo apropiado, peor no quiere interrumpirlo, quizás se ha metido en algún cuadro amigo. La hermosa muerta de cabellos lagos y negros cual noche levita entre pasillos ligeramente desconocidos, entre lo que no era su territorio, le gustaba la estructura de Hogwarts siempre le pareció hermosa, incluso estando con vida. Recuerdos buenos se le viene a su mente olvidadiza, su madre abrazándola después de una jornada larga. ¡Ella la amaba, si la amaba! Entre berrinches siempre fue amada, peor ahora ya no hay nada de eso. Engaños, simples engaños que le han llevado de la vida a la muerte, e incluso en ese estado tan decadente.

Puede escuchar unos pasos, unos que se aproximan lentamente por detrás de ella. Hace desaparecer su luminosidad escondiéndose detrás de un pilar, detrás de una ventana, no es que se le dificulte esconderse o desaparecer, para nada, pero lo que un día fue, siempre será, manías humanas que prevalecen en su eternidad errante. Observa cabellos negros como los suyos, le hacen sonreír con claridad, pero aquel uniforme con pigmentos verdes le hacen desconfiar ¡Ella detesta esa casa! No, no puede detestar, pero es a quienes más repelo le tiene. Primero el Barón, luego Tom, no de ellos no más. Es por eso que decide quedarse ahí, para dejar que la figura avance, intentando pasar desapercibida.