Almorzando con mi primo (Priv.Louis A. Weasley )

Se apresuró por los pasillos del castillo, su estómago gruñía con tal fiereza que podía comerse un hipogrifo sin problemas; el hambre era consecuencia de no haber desayunado aquella mañana, pues por primera vez en mucho tiempo, se había quedado dormido y tuvo que asistir a clases prácticamente corriendo. Por suerte llego a tiempo, pero su comida matutina fue algo que tuvo que saltarse.

Avanzó hasta el gran comedor, el momento del almuerzo ya había dado comienzo y la gran mayoría de los alumnos ya estaban disfrutando de los deliciosos platillos que aparecían una y otra vez, saciando el apetito de los cientos de alumnos que cursaban en la institución. Fue directo a la mesa de su casa, se encontró con cara mayormente conocidas, pero sin duda, la que más resaltaba era la de su prima Lily Luna, algo despistada como siempre.

No pudo evitar contener la risa, acercarse a ella a toda velocidad y besarle la mejilla sonoramente como muestra de afecto que le tenía. Cuando la pelirroja pudo darse cuenta, él solo sonrió de manera divertida, sentándose a su lado esperando devorar cualquier platillo –¿Cómo está la prima más querida del universo?– preguntó con un toque burlón, limpiándose las manos al mismo tiempo que decidía con los ojos cuál sería su primer platillo –¡Por Merlín! Muero de hambre– confesó, alcanzó con sus manos una pierna de pavo que no dudo y se lo llevo a la boca. Si su madre lo viera en ese momento, seguramente lo castigaría por la falta de modales.

Giró su rostro nuevamente para toparse con el rostro de su prima, y tragar el pedazo de pavo que tenía en la boca –Lo siento…– murmuró algo avergonzado de su sedienta actitud, acto seguido, desvió la mirada hacia su cuadernos y luego, fijo nuevamente sus ojos en ella –¿Estas estudiando?– preguntó.

No pudo evitar exclamar una sonrisa al mismo tiempo que daba otro mordisco a su pierna. Su prima le reprochaba, era casi igual que su madre, sin embargo esta parecía ser mucho más amable al hacerlo –Si pero no he podido evitar el que darme dormido, de igual manera, no creo que vuelva a suceder– dictó casi con la comida en la boca, atragantándose con otro mordisco mientras buscaba algo de beber con la mano, debía de pasar aquel bocado.

Noto su nervioso todo al responderle, giró su cabeza para volver a verle, pues sabía que eso no sonaba muy convincente, y si alguien podía detectar las leves mentiras de su prima, ese sería el, que se había encargo de estudiar todos los años con ella y forma una estrecha relación. Entrecerró los ojos y la miro algo despectivo hasta que Lily termino por confesar la verdad, algo que le parecía un tanto loco y a la vez, tan interesante –Eso es bueno, tal vez un día…– se detuvo para tomar nuevamente líquido y luego suspirar un tanto aliviado –llegues a ser una gran escritora en el mundo mágico– le sonrió casi por inercia.

–Mmm– tragó con fuerza –Luego de la primera hora, fui al campo de Quidditch a practicar un poco… ya sabes, a escondidas…– le confesó, pues si alguien se enterase de aquello y el rumor llegara a los oídos de su madre, esta sin duda le castigaría, afortunadamente no tenía ese problema con Lily, ella era algo así como su confidente –¿Y tú, que has hecho en toda la mañana? Me imagino que ni falta te he hecho…– comentó con cierta sonrisa burlona, terminando con su pieza de pollo al mismo tiempo que desviaba su mirada en busca del siguiente platillo.

Se detuvo por un momento y repaso las palabras de su prima que resultaban un tanto ciertas. ¿Por qué todos actuaban por separado últimamente? Era algo que suponía preocupación, sin embargo, nunca se le habia pasado por la cabeza aquel pensamiento. Giró su rostro para encontrarse con el de Lily, sonriendo de forma veraz en señal de que dejase de preocuparse por ello. –Pero yo siempre estaré aquí para ti, tus hermanos también…– añadió conteniendo las ganas de despeinarle, no quería tocar su cabellera con aquellas manos grasientas y llenas de pavo a causa de su desesperación.

Busco enseguida otro platillo en la mesa, unos pastelillos de calabaza que tenían muy buena pinta. No pudo evitar coger uno con las manos y llevárselo a la boca como si nunca hubiera comido uno en su vida. Tragó en seco, y giro su rostro nuevamente al escuchar la historia que la ojiazul le contaba –Pero… pero eso es ¡inhumano!– exclamó con la boca llena para luego tragar y hacer una mueca con su boca, la típica que hacia cuando empezaba a ponerse de mal humor –Estúpidos Slytherin…– musitó con cierta rabia, no muy en alto, pues de su misma sangre habían estudiantes en esa casa –¿Pero estas bien? ¿Usaste tu varita para defenderte?– dictó en un hilo de preocupación, sentía que debía de proteger a su prima así fuese con su misma vida.

Off: Siento la espera

Asintió levemente mientras comía, esperaba que de verdad se vengara de aquellas que le había hecho pasar un mal rato, sino, se encargaría el mismo de ello. Y es que el ojiazul siempre tenía aquel impulso de vengarse de la gente, no le gustaba que nadie saliera ileso cuando a él lo lastimaban; era más bien una forma de ser equitativo con la vida, para él, las buenas acciones eran recomenzadas mientras que las malas, sencillamente merecían un castigo. Llámese Karma o cualquier otra cosa, la justicia del Ravenclaw siempre lograba aflorar de su personalidad.

–¿Cómo la has podido olvidar?– comentó con cierto tono de vergüenza, dejando de masticar para mirarla fijamente y negar levemente con la cabeza –Prima, deberías cargarla siempre…– contestó con motivos a regañadientes, solo lo necesario por su seguridad.

Luego de meterse otro mordisco, casi pudo atragantarse al escuchar las palabras de su prima –¿De verdad quieres entrar?– le miró fijamente sintiendo mucha alegría y al mismo tiempo un poco de envidia, tal vez sus tíos no se tomaran tan enserio como lo hacía su madre, un grado más bien extremista que él le veía a la situación –Perfecto, entonces yo puedo llevarte… y enseñarte algunas jugadas…– dejó escapar al mismo tiempo que buscaba su bebida para saciar su sed.

Solo se limitó a sonreír ante su primer comentario. Le daba un poco de ánimos aunque sabía que su madre era alguien imposible… ¿Seria su prima la que convencería de una vez por todas a su madre para dejarlo jugar? Eso, Louis lo esperaba, más que eso, lo deseaba con fuerzas. Se apresuró a buscar una servilleta para limpiarse la boca, había parecido un auténtico trol comiendo y masticando la comida, sabía que con Lily no debía guardar ningún tipo de modales, pero por más que fuera, a veces si le sabe vergüenza delante de ella.

Escuchó los siguientes comentarios, los analizó con precaución mientras buscaba con la mirada algún tipo de postre o algo por el estilo. Regresó su mirada hasta la de Lily y sonrió con veracidad –La verdad, eso lo sabrás cuando estés en la escoba. Tal vez tus padres hayan sido muy buenos en diferentes posiciones, pero, ¿Quién quita que tu fuerte sea ser la Guardiana del equipo?– antepuso su típica sonrisa nuevamente, limpiándose una vez más la boca mientras esperaba a que un pastel de cerezos apareciera mágicamente frente de él, ojala y los elfos no lo defraudaran.

–No desilusionaras a nadie Prima. Llevas el Quidditch en la sangre, la probabilidad de que seas mala en ello es totalmente nula.– pronunció convincentemente –Además, yo creo en ti… como también tendrás a una familia entera gritándote en las gradas– comentó a carcajadas –Igual te apoyaran, así estén en el equipo contrario– y dejó continuar las carcajadas, viendo como un pastel aparecía enfrente de él casi por arte de magia.

No se contuvo y arrebato un pedazo del mismo para llevárselo a la boca –¿Manzana?, debía de ser cerezos…– musito para sí mismo, encogiéndose de hombros e igualmente, comiendo del bocadillo –¿Sientes nervios? ¿Crees poder llegar a ser pésima en la prueba de ingreso?– preguntó, volteando nuevamente al rostro de Lily y alzando ambas cejas mientras masticaba.