Una tarde entre hermanos (Noah)

A veces, me arrepentía de haber pedido la posibilidad de venirme de intercambio a Hogwarts, porque había sido cuando los Slytherin se habían empezado a meter conmigo. Encima era sangre pura, pero a ellos eso no les importaba lo mas mínimo, al menos ahora tenía a Noah para defenderme. Si tenía los mismos años que mi hermano, pero seguía siendo la pequeña, era bajita y tenía poca fuerza, todo lo contrario a esos mastodontes que se metían conmigo. Noah siempre había dicho que él estaba allí para cuidarme, además gracias al hechizo que nos unía, siempre sabíamos como estaba el otro. A otros hermanos podría molestarles, para nosotros era una seguridad de que jamás estaríamos solos. Pero todo había empezado aquella tarde, después de estar como siempre con mis amigos y hacer gala de la personalidad que me distinguía de mi hermano, decidí que era hora de estar un poco sola, aunque no lo pareciese yo también disfrutaba de estar sola y de leer un poco. Por eso, en la habitación que compartía con mis compañeras tome uno de mis libros y mientras caminaba empecé a leer. Pero como siempre alguien tenía que ir a molestarme, los mastodontes de Slytherin la tenían tomada conmigo y como siempre aparecieron. Me habían levantado la mano más de una vez y por sus caras, sabía que eso iba a pasar ahora. Tenía poca fuerza y no era nada comparada con ellos. Me vieron y yo sentí sus voces a pesar de estar concentrada en el libro, levante un poco los ojos y supe que iban a por mí. Quise decir algo, pero sabía que contra ellos no serviría nada. Ellos se divertían así, metiéndose conmigo. No había mucha gente por allí que me pudiera ayudar, así que estaba sola. Intente esquivarles, pero nada al poco ya me tenían atrapada. Me pegaron como siempre, sabía que cada dolor por cada golpe también lo sentía, aunque en menor medida, mi hermano. Y conociéndolo Noah ya me estaría buscando. Pero me conseguí librar de ellos, ya estaban contentos, habían conseguido lo que querían. Así que aun con el cuerpo dolorido, me dirigí hacia el chalet de Durmstrang. El cuerpo me dolía como mil demonios, pero lo peor es que mi hombro derecho me dolía. Sabía porque, había caído sobre ese hombro cuando me habían empujado, lo peor es que sabía que Noah sentiría el mismo dolor que yo aunque en menor medida y que estaría buscándome como un loco y deseando saber que me había pasado. No me gustaba que Noah se metiera en problemas aunque si es verdad, que me sentía protegida por él.

Llegue al chalet de Durmstrang y entre. Al menos no había nadie, el fuego estaba encendido y me lo quede mirando de pie, junto a él. Me senté al fin sobre el sofá y subí mis pies, abrazándome las piernas y escondiendo mi rostro entre ellas, haciendo que el pelo me cayese por encima de los hombros. Unas lágrimas se me caían, estaba forzando el hombro, pero era una de esas chicas que no lloraba delante de los demás. Así que sabiendo que estaba sola empecé a llorar, sabía que Noah aparecería de un momento a otro, pero con él era la única persona con la que lloraba, solo él podía verme llorar, siempre había sido así.